viernes, 19 de marzo de 2010

Chistes de matrimonios


EL PODER DE LA LECHE!!!

Un tipo algo ingenuo, que llevaba meses viajando para atender sus negocios, volvió a su hogar y descubrió sorprendido que tenia un hijo negro.

Debido a que él era totalmente blanco, al igual que su esposa, le preguntó a ella:
Pero cómo es posible que tengamos un hijo negro si yo soy blanco y tú también? La esposa, muy tranquila respondió...

Verás, como no tenia leche tuve que buscarme una mamá de cuna para que
amamantara al niño y como ella era negra, el niño se puso de ese color...
El hombre, no muy convencido, decidió ir a consultarlo con su madre, a quien le contó la historia y la madre respondió: Claro que puede ser!!!!!!!

Fíjate, por ejemplo, en ti mismo, desde pequeño, cuando naciste, tuve
una enfermedad que me impedía amamantarte y entonces te di leche de vaca y mirá.......
Qué lindos CUERNOS te están saliendo....

Una señora le dice al esposo:
Los nuevos vecinos son tan amorosos, él la besa, la acaricia, le hace arrumacos, ¿Por qué tú no haces lo mismo?
Le responde el esposo:
¡Pues, porque yo casi no conozco a esa señora!



Una esposa se levantó en medio de la noche y no vio a su esposo en la cama. Ella se levantó y fue a buscarlo alrededor de la casa. De repente lo escuchó en el sótano llorando. Cuando ella bajó al sótano le preguntó:
¿Mi amor, por qué estas llorando?
Y él le dice:
Te acuerdas 20 años atrás, cuando tu padre me amenazó que si no me casaba contigo yo iría a prisión.
Ella le dice:
Sí, ¿Por qué?
Luego él le contesta:
Porque, ésta noche ya yo hubiera salido de la cárcel.



Un día la esposa muy disgustada le dice a su esposo:
Estoy cansada de tu sentido de pertenencia, todo el tiempo andas diciendo: mi casa, mi carro, mi esposa, mi televisor, ¿No habría alguna forma de que cambiaras esa actitud?
El esposo la mira y le dice:
Bueno, está bien, quieres por favor alcanzarme nuestros calzoncillos.



Le dice la dueña de casa a la mucama:
-
Te cuento, acabo de enterarme que mi marido sale todos los días con su secretaria.
- ¡No lo creo señora! Usted me lo dice para darme celos...



Una mujer compró unos cosméticos muy caros, pues le dijeron que la harían verse varios años más joven.
Luego de ponérselos se dirigió a su esposo.
- Amor, decime la verdad... ¿qué edad represento?
El marido la mira detenidamente y contesta:
- A juzgar por tu piel... 20 años, por tu pelo... 18, y por tu figura... 25 !!!!
- ¡Ay que tierno! - exclamó ella complacida.
- Esperá un cachito - interrumpió el hombre -, que todavía no hice la suma!



Un hombre se quejaba así:
- Dios mío, ten compasión de mí; mira cómo trabajo tanto. En cambio mi mujer tan tranquila en la casa. Yo daría cualquier cosa para que hicieras un milagro y convirtieras a mi mujer en mí, y yo en mi mujer, para que la muy vaga aprenda lo que es la vida de un hombre.
Dios, en su infinita misericordia ¡zaz!, le concede el milagro.
El primer día en la mañana, el milagro andante corre a levantar a los niños para que se vistan, prepara desayunos, pone ropa en la lavadora, saca del congelador la carne para el mediodía y sale disparado a la escuela con los hijos. De vuelta pasa por la estación de servicio, va al banco, cambia un cheque, paga el teléfono y la luz, recoge los trajes de la tintorería, pasa por el supermercado rapidísimo ¡y ya estaba al filo de la una de la tarde!...
Medio tendió camas, sacó la ropa húmeda y puso otra tanda en la lavadora; aspiró por donde ve la suegra, preparó un arroz para acompañar la carne, salió disparado a la escuela, se peleó con los chicos, les dio de comer, lavó los platos, tendió la ropa húmeda en sillas porque estaba lloviendo a cántaros, miró que los niños comenzaran a hacer la tarea, planchó una ropita pendiente mientras veía algo de tele de reojo... y salió disparado a la cocina para preparar la cena mientras volvía a pelear con los hijos para que se bañaran a tiempo.
A las 9 de la noche estaba agotado y deseando dormir a pierna suelta, pero en la cama le esperaban más deberes... Y los cumplió como pudo.
Al día siguiente volvió a clamar a Dios:
- ¡Señor! ¿En qué estaba pensando cuando tanto te supliqué que me cambiaras el rol?! Te ruego me devuelvas a mi condición normal, ¡por favoooor!.
Entonces oyó la amorosa respuesta de Dios:
- Claro que sí, hijo mío, nomás que deberás esperar nueve meses porque anoche quedaste embarazado!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts with Thumbnails