martes, 19 de junio de 2007

Chistes para divertirnos



Estaban dos borrachitos en un bar cuando ya estaba por cerrar.

Oye cumpa, ¿por qué no vamos a mi casa para seguir chupando?

No, mejor vamos a la mía que es aquí cerquita.

No cumpa, la mía es más cerquita.

A ver, vamos, a ver cuál es más cerca.Y se van, llegando a la esquina se detienen y uno le dice al otro:

Ya llegamos cumpa, está es mi casa.Y el otro le dice:

No puede ser cumpa, ésta es mi casa. No te creo, es la mía.

A ver, tocaremos la puerta así sabremos de quién es.Tocan la puerta, sale la dueña, y les dice;

¡Que bonito, que bonito, padre e hijo borrachos!


Va un borracho en moto y choca con una señal de tránsito. Entonces llega el policía y le pregunta:

¿Señor, no vio la flecha?

El borracho responde:Ni al indio que me la tiró.


Había una vez, un borracho tomado cerveza en un panteón, y de pronto se le cae su cerveza y se pone a llorar. Pero en eso pasa una señora que le va a dejar flores a su marido y ve al borracho llorando, y se le acerca y le dice: ¿familiar?

Y el borracho le contesta:¡ No, de a litro!


llErase una vez en una fiesta que un político bebió mucho y se quedó borracho, entonces vio a una persona toda de negro y se acercó a ella y le dijo:

A ver, la viudita que baile conmigo esta pieza.

La persona molesta le dijo:

Señor, yo no voy a bailar con usted por tres motivos: primero porque usted es un borracho mal educado, segundo porque el himno nacional no se baila, y tercero porque yo soy el obispo.


Un borracho llega a un condominio, y toca el portero electrónico.

¿Diga? Le responde una señora.

¿Está su marido?

Sí, ¿Por qué?

Disculpe.Y se va a otro condominio, y vuelve a llamar en los próximos tres condominios.

Llega al cuarto condominio y le hace la misma consulta:

Señora, ¿Está su marido?Y ella le responde:
¡No, no ha llegado todavía!

Y el borrachito le dice:

Señora, por favor puede bajar y decirme si soy yo.?


Llega el esposo borracho como siempre a su casa y su esposa le dice:

Otra vez borracho, ya me tienes harta, cada vez que cobras tu sueldo te lo bebes todo, no te preocupas por nada en la casa, y lo más grande es que en 10 años que tenemos de casados, tú nunca me has comprado un vestido.

Y dice el esposo borracho:
¡Oh!, pero es que yo no sabía que tú vendías ropa

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