martes, 30 de junio de 2009

Chiste: El futbolista


Un allegado le informa a Macri que, en Irak, hay un jugador de fútbol excelente, que convierte tres goles por partido.

Tanto le insiste que, a pesar de la guerra, Macri viaja a Bagdad y ve que, efectivamente, Abdul al Kaizar hace tres goles en cada partido. Después de rápidas negociaciones, y por un precio muy bajo, Abdul viene a la Argentina, y luego de una semana de estar concentrado con el primer equipo, debuta en la primera de Boca.
En el mismo debut se convierte en idolo de la hinchada,
conquistando tres goles espectaculares.
Preocupado por los suyos, y para contarles lo bien que le había ido en la cancha, Abdul llama a su esposa desde el mismo vestuario del club, apenas terminado el partido.
"Hola, Yazmila, ¿me escuchas bien? me fue bárbaro, me
aplaudieron a lo loco, hice tres goles... ¿Y Uds. cómo están por allí?"
"Por aqui todo mal. Ayer mataron al abuelo, anoche una banda armada quiso entrar a casa . Esta mañana quisieron violar a la nena y a mí me robaron todo lo que tenía encima. Y además no podemos dormir por los tiros, las bombas, el ruido de las sirenas y los gritos de dolor. ¡Y vos tenés la culpa!"

Abdul le pregunta a su mujer:

"¿Cómo me decís eso?! ¿Por qué yo soy el culpable?"

Y Yazmila contesta:
"¿Ah, no? ¿Y quién demonios nos trajo a vivir a LA BOCA , la P…. QUE TE PARIO?"!!!!!!!!!!!


Un hombre tenía unos boletos para la final del Mundial de fútbol. Cuando se sienta, otro hombre se le acerca y le pregunta si está ocupado el asiento junto a él.
- No -le contesta-, está desocupado.
- Es increíble que no haya venido su dueño -dice el hombre-. ¿Quién en su sano juicio tiene un asiento como éste para la final del Mundial, el mayor acontecimiento del mundo, y no lo usa?
Le responde el primero:
- Bueno, en realidad el asiento es mío. Lo compré hace 2 años. Se supone que mi esposa me iba a acompañar, pero falleció. Éste es el primer Mundial en el que no vamos a estar juntos desde que nos casamos en 1982.
- Oh... Qué pena me da oír eso. Es terrible, pero ¿no pudo encontrar a alguien más, no sé... un amigo o pariente o incluso un vecino para que usara el asiento?
El hombre niega con la cabeza.
- Pues no. Todos están en el entierro.



Llega Maradona gritando a su casa:
- !Mi amor, mi amor! Te tengo dos noticias, una buena y la otra mala. La buena es que dejé la droga.
- ¿Y la mala?
- ¡Que no sé dónde, che!



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