Jesús recorría "el Via Crucis", exhausto, ensangrentado, con el rostro lastimado por la corona de espinas. La multitud le escupía, apedreaba, insultaba.... el dolor era intenso e insoportable.
De repente, de entre la multitud se aparece un pequeño hombrecito con una enorme mujer de severo rostro detrás de él, y, le dice a Jesús:
- "Maestro, le cambio, deme la cruz a mi yo seguiré y usted hágase cargo de mi mujer"
Jesús lo mira a los ojos y le responde:
- Hijo mío, no seas tramposo...... a mí sólo me faltan cien metros.....
Una suegra que era bien metiche, pero metiche, metiche, se murió y en su tumba le pusieron este mensaje:
- Aqui descanza ella y en la casa descansamos todos -
De repente, de entre la multitud se aparece un pequeño hombrecito con una enorme mujer de severo rostro detrás de él, y, le dice a Jesús:
- "Maestro, le cambio, deme la cruz a mi yo seguiré y usted hágase cargo de mi mujer"
Jesús lo mira a los ojos y le responde:
- Hijo mío, no seas tramposo...... a mí sólo me faltan cien metros.....
Una suegra que era bien metiche, pero metiche, metiche, se murió y en su tumba le pusieron este mensaje:
- Aqui descanza ella y en la casa descansamos todos -
No hay comentarios:
Publicar un comentario